
La educación emocional es uno de nuestros pilares básicos en Educación Infantil. Los niños, cuando son pequeños, tienen muy desarrollado su sistema límbico, que es la parte en la que se sienten las emociones. Sin embargo, la corteza prefrontal encargada de regular la respuesta emocional no está todavía madurada. Esto implica que los niños pequeños pueden sentir sus emociones con gran intensidad, pero no son capaces de regular adecuadamente su respuesta a esa emoción.
Lo más importante a la hora de abordar el plano emocional es poner nombre a lo que están sintiendo. Es necesario empatizar con el niño, validando como se siente y teniendo en cuenta que las emociones pueden ser agradables o desagradables, pero nunca buenas ni malas. Las emociones son totalmente necesarias y lo que puede resultar correcta o incorrecta es la manera en la que el niño responde a esa emoción.
Desde pequeñitos, comenzamos con un reconocimiento de sus emociones y las características que tiene cada una de ellas. Además, prestamos especial atención a la resolución de conflictos y al sentimiento de pertenencia al grupo en el que todos cuidamos de todos y nos ayudamos mutuamente.
En clase, leemos cuentos que nos permiten reflexionar y ponernos en el lugar de los personajes. Aprendemos canciones que nos ayudan a expresar cómo nos sentimos y vivenciamos diferentes tipos de música. Realizamos dinámicas y juegos para aprender a adecuar mejor nuestras reacciones y practicamos diferentes técnicas de relajación. Todo ello, con el objetivo de guiarlos hacia una correcta educación emocional.